Hace mucho tiempo, cuando los bosques se extendían vastos e ininterrumpidos, vivía una niña llamada Elara en una aldea tranquila al borde del Gran Bosque Verde. Elara era conocida por su bondad y curiosidad. No tenía hermanos y a menudo vagaba sola por prados y arroyos, hablando con los pájaros, escuchando al viento e imaginando aventuras que iban mucho más allá de su pequeño mundo. Una tarde, cuando el sol se hundía y pintaba el horizonte en tonos ámbar y rosados, Elara siguió un sendero de luc