Un León dormía en el bosque, con su gran cabeza apoyada sobre sus patas. Un tímido Ratón se le acercó inesperadamente y, en su susto y prisa por alejarse, cruzó corriendo la nariz del León. Despertado de su siesta, el León colocó enfadado su enorme pata sobre la pequeña criatura para matarla. "¡Perdóname!" suplicó el pobre Ratón. "Por favor, déjame ir y algún día te lo devolveré, seguro." El León se divirtió mucho pensando que un Ratón pudiera ayudarle alguna vez. Pero fue generoso y finalmente