Érase una vez cuatro pequeños conejos, y sus nombres eran: Flopsy, Mopsy, Colita de Algodón y Pedro. Vivían con su madre en un banco de arena, bajo la raíz de un gran abeto. "Ahora, mis queridos," dijo la vieja señora Coneja una mañana, "pueden ir al campo o bajar por el sendero, pero no entren en el jardín del señor McGregor: su padre tuvo un accidente allí; la señora McGregor lo metió en un pastel." "Ahora corran, y no se metan en líos. Yo voy a salir." Entonces la vieja señora Coneja tomó una