Había una vez, en un gran castillo junto a un lago brillante, una princesa llamada Lila. Llevaba hermosos vestidos y comía los pasteles más finos, pero se sentía muy sola. Sus padres, el rey y la reina, siempre estaban ocupados, y en el castillo no había niños con quienes jugar. Una mañana soleada, la princesa Lila caminó hasta la orilla del lago. Su cabello dorado brillaba bajo la luz. Arrojaba piedrecillas al agua y suspiraba. De pronto, escuchó un suave cuac. Al mirar hacia abajo, vio un pequ