Érase una vez, en un reino pacífico rodeado de bosques esmeralda, vivía un valiente guardia del palacio llamado Rowan. Su tarea era patrullar los jardines reales cada noche, asegurándose de que todo estuviera en calma y a salvo. En el castillo vivía la princesa Elara, una joven de buen corazón con ojos brillantes y una mente curiosa. Le encantaba leer historias sobre magia, aventuras y tierras lejanas, pero tenía un poco de miedo a la oscuridad. Cada noche, se asomaba por la ventana de su torre