En el Valle de los Ecos, donde las montañas tocaban las nubes y los ríos cantaban entre los árboles, vivía el Lobo solo en una pequeña guarida. Era astuto y veloz, pero también cauteloso, y prefería evitar problemas siempre que podía. No muy lejos del valle, el Burro vivía en un granero acogedor cerca del pueblo. El Burro era trabajador, paciente y siempre curioso, aunque a veces se preocupaba demasiado por lo desconocido. Una mañana soleada, una sombra cruzó el valle. El Lobo levantó la mirada